El Covid-19 es dañino en su esencia. Se lleva por delante a miles de personas y daña, más bien destroza, todo el tejido económico. Ahora bien, de todo se aprende. Y en este caso, en relación al sistema judicial se debería aprender o concluir que el mismo requiere de una modernización y digitalización, con urgencia.
Es cierto que ya se consiguió un avance con la presentación telemática de escritos, firma digital, notificaciones e incluso, de forma muy excepcional, y cuando ello es mecánicamente posible la vídeo presencia en determinadas declaraciones. Ahora bien, no es menos cierto, y ahora lo estamos viendo, que ello no es suficiente.
Desde mi punto de vista, con un buen sistema de digitalización y bien regulado, se podrían llevar a cabo, perfectamente, multitud de Audiencias Previas y muchos Juicios, sin necesidad de un sistema presencial, que se está demostrando caduco e ineficaz.
Todo ello permitirá evitar parones en nuestro sistema de Justicia, como el que ahora estamos viendo, y que un País no se puede permitir. Porque de todos es sabido que una Justicia lenta no es Justicia. Y sin Justicia no hay orden moral ni material. En definitiva, el caos, sobre el que tanto se habla ahora.
Por tanto, apelo a que esta reflexión se intente materializar, con la ayuda de todos.