Los bufetes asesoran a multinacionales y start ups de biomedicina, alimentación o farmacia en el registro, protección y contratos de patentes de secuencias genéticas de ADN, humano o no |
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Hace una década un equipo científico determinó la secuencia completa del genoma humano en EEUU, un hito que tiene aplicaciones directas en biomedicina y genética clínica para conocer enfermedades y obtener nuevos fármacos y diagnósticos más fiables y rápidos. Este proyecto ha abierto importantes oportunidades de negocio a todo tipo de empresas, no sólo a las farmacéuticas.
Cabe destacar las aplicaciones que desarrollan multinacionales de la alimentación, que confían en bufetes especializados en propiedad intelectual e industrial para asegurar sus patentes.
Los despachos cubren varios aspectos implicados en la protección legal de secuencias genéticas, principalmente lo relativo a las patentes, entre ellos, la protección de datos. Las patentes generan conflictos desde la concesión, sobre todo en la Oficina Europea de Munich, y luego en pleitos de infracción y nulidad. También se aseguran los contratos de financiación y comercialización.
Sergio Miralles, counsel de Freshfields, apunta que una importante ventana de asesoramiento se sitúa en start up y spin off de universidades y centros de investigación que desarrollan diagnósticos preventivos de enfermedades, información que puede utilizarse para dietas y tratamientos personalizados. La firma tiene un equipo de 100 personas dedicadas a este asesoramiento, 35 en la UE.
Conflicto global
Monsanto, empresa de transgénicos de EEUU, demandó a empresas que importaban harina de soja por violación de la secuencia de ADN de la planta. En España hubo pleitos, en los que asesoró Garrigues. Luxemburgo avaló que la protección no puede extenderse a un producto en el que la información genética no ejerce su función.
Mónica Arizti, bioquímica, y Dulce Miranda, abogada, ambas socias de Garrigues, tienen como principales clientes a grandes empresas de los sectores alimentario y farmacéutico, en concreto, los mayores productores de lácteos de España, Suiza y Francia, a los que ayudan a proteger la secuencia proteica, de péptidos y microorganismos como el bífidus.
Arzti y Miranda explican que el problema principal es que debe existir una invención: “Se puede proteger una proteína o secuencia si hay manipulación humana para aislarlo y demostrar su funcionalidad, no porque exista en la naturaleza. La aplicación industrial debe quedar demostrada”.
Además, añaden las socias de Garrigues, “los requisitos formales para registrar patentes son más complejos que en otras áreas, sobre todo en la suficiencia de la descripción. Las grandes farmacéuticas ya no pueden nutrirse de moléculas innovadoras, la tendencia es proteger proteínas que se definan a través de las secuencias para uso médico”.
Los diez abogados de Garrigues que se dedican a este asunto también asesoran a pequeñas empresas en materia de protección de invenciones y de transferencia de tecnología para acuerdos con otras entidades. El despacho asesoró en procedimientos judiciales que promovió Monsanto, empresa de transgénicos estadounidense que demandó a multinacionales que importaban harina de soja por violación de derechos de las secuencias de ADN de esta planta (ver información adjunta).
A su vez, Patricia Ramos, directora del Departamento de patentes de Pons Patentes y Marcas, subraya que “el número de solicitudes de patente cuyo objeto de protección está basado en secuencias genéticas crece exponencialmente. EEUU, Japón, China y Europa, con Alemania a la cabeza, son los estados con mayor número de solicitudes. En España, la tendencia es alcista y vinculada a la biomedicina, también a energías renovables y agricultura sostenible”.
Por último, María Rosa de la Colina, abogada de Elzaburu, destaca “la falta de uniformidad sobre la patentabilidad de los elementos aislados de seres vivos, existiendo casos de legislaciones particularmente estrictas, como las de muchos países latinoamericanos, donde no son patentables dichos elementos y ni siquiera aquellos que puedan producirse por medios tecnológicos, si pueden ser idénticos a elementos presentes en la naturaleza”.
Concluye que “la falta de uniformidad en la legislación y las dificultades para su interpretación demuestran que el apoyo de expertos es especialmente importante cuando se pretende afrontar la posible protección bajo patente de secuencias génicas”.
Multinacionales de lácteos
Polémica en EEUU |