La importancia de registrar bien la marca en momentos de crisis para salir reforzados al mercado

Todos nos preguntamos cuáles serán las consecuencias e impactos que el COVID-19 tendrá en el campo de la propiedad industrial e intelectual.

Pues bien, más allá de entrar a valorar, cuáles serán esas posibles consecuencias que nadie, por muy experto que se considere, en estos momentos está en condiciones de aseverar; lo cierto es que las marcas y demás activos de propiedad industrial, a pesar de las difíciles dificultades que muchas empresas sufrirán hasta su reactivación, no deberían quedar en absoluto descuidadas y/o minusvaloradas, respecto del resto de dificultades comerciales, que las empresas deberán de afrontar. Al contrario, son en estos momentos cuando la marca y/o cualquier elemento de la propiedad industrial deberían ser realmente valorados y reforzados, ya que la marca es el mejor medido de conexión e interlocución entre empresa y consumidor.

La marca es el principal activo de cualquier empresa. Es su presentación a un consumidor cada vez más exigente, envuelto en un mundo cada vez más competitivo. Y los ejemplos de esa competitividad se verán incrementados como consecuencia de esta crisis. De hecho, ya se están detectando actividades competitivas que podrían ser constitutivas de ilícitos civiles. Concretamente me estoy refiriendo a empresas de distintos y diversos campos que, para tratar de diferenciarse de sus competidores, anuncian sus productos o servicios bajo supuestos, y no verificados, beneficios de esos productos contra el tan desgraciadamente afamado COVID-19; medicamentos que ayudan a prevenir el virus, productos de higiene anti COVID-19 e incluso pinturas u otros productos similares que se dotan a si mismo de características “antivirales”.

Esos anuncios de productos en los que se predica, sin garantías verificadas de ningún orden, sus ventajas frente al COVID-19, indirectamente estarían dañando a aquellas otras marcas que no dotan a sus productos, pues no hay garantía de ello, de un plus de efectividad contra el virus.

Esta circunstancia nos hará ver, con toda seguridad, como se van a incrementar en los próximos meses actuaciones de competencia desleal, fundamentadas y/o basadas en una publicidad ilícita por desleal. Publicidad ilícita y desleal que debe ser combatida por aquellas empresas que, por su consolidación y seriedad, no dotan a sus productos de elementos ficticios que prometen soluciones “mágicas” respecto a otros productos del sector.

Es, por tanto, el momento de estar atentos a los productos/servicios que ofrece la competencia. Y sobre todo cómo se ofrecen esos productos. En definitiva, es el momento, más que nunca, en el que las empresas deben hacer fuerte sus marcas y demás derechos de propiedad industrial, para mantener su posicionamiento en el mercado y acercarse, si cabe aun más, a los consumidores, quienes pueden verse influidos, en forma de engaño, por esas fáciles y falsas cualidades de sus productos o servicios.

Por Ignacio Valdelomar, director de Asesoría Jurídica de ISERN.