Ya no somos un país que copia , dice este abogado y empresario especializado en propiedad industrial e intelectual. En España tenemos mucho diseño y mucha marca de servicios , añade.
Abogado especializado en propiedad industrial, Pepe Isern Jara (Barcelona, 1973) pertenece a la tercera generación de la familia propietaria de la firma catalana Isern Patentes y Marcas, de la que es socio director. Isern está al frente de la novena empresa del mundo en marcas comunitarias. Con sede en la Diagonal de Barcelona, la compañía tiene diez oficinas más en el resto de España y un equipo de 120 personas. Miembro de la junta directiva de la Associació Catalana de l Empresa Familiar (Acef), Isern confiesa que una de sus aficiones es hablar sobre el fenómeno de las compañías familiares.
¿Se acabó por fin el que invente ellos ?
Sí, no somos ya un país que copia. En España hay mucho diseño y muchas marcas de servicios, aunque estamos por debajo de Italia o de Francia. Ahora, los chinos nos copian a nosotros. Existen muchos productos falsificados que llegan de Asia, como juguetes, calzado, etc.
Pero, ¿cómo estamos de registros de patentes ?
El número de patentes es bajísimo y solo un 10% de las que se validan proceden de españoles; el resto son marcas de otros países europeos que se validan en España. Y del 10% hay que tener en cuenta que muchas patentes vienen de empresas extranjeras… En definitiva, hay pocas patentes ibéricas de raza.
¿Es ése un indicador fiable del nivel de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i)?
No podemos perder de vista que hay mucha I+D+i de programas de software o de apps [aplicaciones móviles], que no son patentables en Europa, aunque sí en Estados Unidos y Japón: son dos excepciones importantes. Los modelos de negocio tampoco son patentables. Por otra parte, en España nos gustan más los modelos de utilidad que las patentes.
¿Qué son?
Los modelos de utilidad son invenciones de menor rango. Requieren menos inventiva, pero solo se protegen durante diez años, frente a los veinte años de las patentes.
Tenemos pocas patentes, ¿pero, son buenas?
Sí, las patentes y los modelos de utilidad que se están registrando ahora en España son de mucha calidad. Antes se hacían de forma más defensiva, por si acaso. Ahora, ya no. Y eso irá muy bien de cara a la entrada en vigor de la nueva ley de patentes, en 2017. Se trata de una ley muy buena, que evitará muchos conflictos y que exige que los inventos sean realmente novedosos. Nosotros tendremos menos registros de patentes, pero haremos más trabajo de información tecnológica.
¿En qué consiste?
Son informes que piden las empresas sobre las patentes que existen en todo el mundo; a partir de ellos, empiezan a trabajar.
Parece caro y difícil patentar…
Con 3.000 euros o 4.000 euros se puede registrar una patente. Para conseguirla, no hace falta tener un producto físico, ni siquiera un prototipo. Lo mejor patente es aquella sobre la que la gente dice: ¡cómo no se había ocurrido a mí antes! .
¿Qué opina de la marca España?
Es un contenedor, pero lo importante es el contenido: las empresas, los productos,… Es una marca que depende de hechos y de elementos que están fuera de su control.
El Ayuntamiento intentó regular el uso de la marca Barcelona…
Sí, eso acabó en nada. Pretendía convertirse en la Oficina Española de Patentes y Marcas… El Ayuntamiento no puede evitar, por ejemplo, que Custo añada Barcelona a su enseña, porque Barcelona es una marca geográfica. En cambio, no protegió marcas propias, como Gaudí.
¿Prefiere las marcas tradicionales o las de diseño?
A mí me gusta que las marcas tengan una cierta historia detrás. Hay muchas empresas que llevan el nombre del fundador, como Henkel o nuestra propia firma. Respecto a las marcas de diseño, a veces nos llegan propuestas de las agencias de branding que son inviables.
Parece inevitable hablar de política. ¿Qué opina de la declaración de inicio del proceso de ruptura con el resto de España aprobada en el Parlament?
A mí, los escenarios de ruptura no me gustan. Las empresas no tienen que posicionarse políticamente y deben adaptarse a las circunstancias. Cuando venga la música, ya la bailaremos, pero intentemos que le guste a todo el mundo y que todos la puedan bailar.
Recuperación de la mano del negocio exterior
Pepe Isern califica como un hecho indiscutible la reactivación del negocio. Es cierto que hay más alegría, pero no podemos estar contentos , dice el empresario, quien destaca que el crecimiento de la actividad se ha producido gracias al crecimiento de las empresas españolas en el extranjero, un proceso iniciado durante la crisis. Las compañías están registrando marcas, innovaciones o patentes fuera, licenciando productos o firmando acuerdos de distribución , señala Isern, quien sentencia que hay más trabajo fuera que en el mercado español . El florecimiento de start up tecnológicas también se ha notado en el negocio de Isern Patentes y Marcas, ya que estas compañías intentan registrar los códigos fuente de sus programas de software, sus bases de datos y también, a veces, su apariencia visual.
Que los hijos sean buenos accionistas
Pepe Isern se considera un apasionado de las empresas familiares, aunque no oculta que la firma que fundó su abuelo en 1924 ha sufrido en los últimos 30 años dos procesos traumáticos por tensiones entre miembros de la familia propietaria. Está en contra de las cláusulas que obligan a que los familiares que quieren trabajar en una firma de este tipo tengan que demostrar antes su valía fuera, pues, a su juicio, se corre así el riesgo de perder un talento familiar estrechamente unido a los valores de la familia. Prefiere hablar de familia empresaria más que de empresa familiar y asegura que lo mejor es educar a los hijos para que sean buenos accionistas . Dice que la mayor ventaja del protocolo familiar es el hecho de ponerse a pensar sobre ese documento y defiende que su redacción debe contemplar siempre excepciones a la norma.